Colombia se enfrenta el próximo fin de semana a una elección de presidente de la república, la cual tiene demasiados factores que pueden desorientarnos como electores. En mi caso, por primera vez desde que puedo ejercer mi derecho como votante, no he decidido si votar por algún candidato o hacerlo en blanco.
Como un ejercicio que pretende aclarar las ideas mías, y ojalá de quienes quieran ejercer su derecho al voto, quiero compartirles mis pensamientos, dejando en claro, que son conclusiones personales y que no pretendo constituirme en juez para quienes lean estas palabras.
- Se habla de que los dos candidatos con mayores probabilidades de victoria, han perpetrado acciones que pueden llegar a ser consideradas como delitos aquí y en cualquier nación que pretenda ser decente.
- Algunas personas piensan que deben votar por uno de esos candidatos, ya que puede llegar la tan anhelada paz. Personalmente considero que estamos a años luz de eliminar las causas de la guerra.
- Otros también me dicen que votarán por el otro candidato, pues «él sí es provida» y además, volverá a instaurar el imperio de la justicia y una paz con dignidad. A mi juicio, buscar «restablecer» la justicia por caminos injustos es algo improbable, mas bien, imposible.
- Lo que llaman «guerra sucia» en las campañas políticas, ha arrojado una serie de eventos en los que es difícil establecer hechos y mucho menos identificar responsabilidades y responsables.
Ese es un pequeño y personal resumen de lo que he visto en los últimos días y horas. Ahora mis conclusiones personales, que no obligan a nadie. (Me he apoyado también en conversaciones con amigos que me han ayudado a construir mi propio criterio)
- El poder político que acumula el presidente en Colombia, es tan grande que quienes anhelan ese cargo, puedan llegar a utilizar las peores argucias propias del corazón humano: mentiras flagrantes, manipulaciones de la información, y estrategias que exceden la capacidad de comprensión de muchos, dentro de los cuales estoy yo.
- Algunos de los eventos que se cuentan, pueden llegar a tener motivaciones que mi conocimiento no alcanza a escrutar suficientemente: masonería, infiltraciones, dobles infiltraciones, marketing político (no sabía que los votantes éramos un mercado) y quién sabe cuantas porquerías mas.
- En virtud de esa ignorancia sobre eventos que pueden ser esenciales para formarme un criterio, no me parece conveniente opinar con sentencias absolutorias o condenatorias. No afirmo que uno u otro candidato tenga los folios suficientes para llegar a la presidencia. Me doy cuenta que las cosas que pasan en uno u otro bando, responden a acciones que podríamos decir, apestan.
- No me parece justo enarbolar la bandera provida con uno de esos candidatos, cuando su tarjeta de presentación como ciudadano que cree merecer la presidencia, son conductas que atraviesan la frontera de lo honesto. Siento que como cristianos, nos parecemos a ese momento en que el pueblo de Israel siente que no es digno de tener la esperanza de un profeta que les anuncie mejores tiempos, tiempos de salvación. Leemos en Daniel, 3 38: En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocaustos, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso, ni un lugar donde ofrecerte las primicias y alcanzar tu misericordia.
- Me niego a pensar que un paso en la dirección correcta para la causa provida, es elegir a un señor que antes de ser presidente está mintiendo en materias tan graves.
- Me niego a pensar que sus mentiras son justificadas por las acciones que su propio grupo «político» le endilga al otro candidato.
- Me niego a pensar que es camino de solución votar por el otro candidato, porque nos va a dar la paz. Pregunto: es posible la paz con un aluvión de hechos delictivos? Aquellas violaciones a la justicia por conseguir una paz con dignidad, no traerán mas temprano que tarde atropellos que terminarán por llevarse por delante los no nacidos? Acaso con el «chicle» de esa paz, no llegarán también indolencias contra la familia como las uniones del mismo sexo? Qué como se relaciona una cosa con otra? el colectivo gay puede llegar a poner unos votos que hagan la diferencia para poder decirle al mundo que como presidente «yo logré la paz en Colombia», al ser elegido gracias a esos votos.
- Me niego a ser idiota útil de tramoyas que no alcanzo a conocer, pues soy un simple ciudadano que no puede constatar si el hacker de marras en un caballo de troya que se pasea de una a otra campaña, eso dicen, sembrando dudas razonables en uno y otro bando, botando su escoria a diestra y siniestra.
A estas alturas, lo mas sensato me lo dijo mi amigo Germán G.: ir ante El Santísimo a que nos ilumine para no darle la posibilidad a uno de estos candidatos a que utilicen la Primera Magistratura en beneficio propio y desgracia para millones de colombianos. Especialmente, los no nacidos.
P.D.: no perdamos la esperanza y pidamos a Dios un líder que merezca enarbolar la bandera de los mas débiles, de los no nacidos sin incoherencias y con un profundo respeto por la familia.
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