De las situaciones dolorosas en el corazón humano que parecen limitar de manera importante la forma de relacionarse con los demás, es el abuso. Una definición de abuso puede ser la de una acción que se hace contra una persona en la que se pone en riesgo su integridad, siendo humillada y en la que puede haber acciones sexuales por parte del abusador y sin permiso de la persona abusada.
El abuso es algo muy complejo para la víctima en donde el abusado se vuelve sujeto de placer del abusador; por ello, se lastiman varias áreas importantes de su ser: su estado de indefensión, la violación de su integridad ya que su cuerpo es tocado; en general, casi toda su dignidad es agredida, con lo cual a la víctima le es muy difícil volver a confiar en los demás. Por supuesto, la fuerza y la diferencia de edades, juegan un papel en favor de las malas intenciones del abusador y por tanto la mayor parte de las víctimas son mujeres y niños o niñas.
Un aspecto particularmente complejo del abuso, es que la persona abusada puede llegar a sentirse «culpable» por lo que le han hecho, y esto hace que no se sienta completamente como víctima, dificultando así el proceso de sanación. Al mismo tiempo, también es bastante probable que calle lo sucedido, por pudor, vergüenza o por amenazas de su agresor.
El hecho de sentirse culpable, de no encontrar la manera de «corregir lo que hizo que lo abusaran», de no hablar de este desafortunado hecho con nadie ni a nivel terapéutico, afectivo o espiritual, ocasiona que la probabilidad de superar esta desventura, sea verdaderamente escasa. Por lo tanto, la persona, que no quiere volver a ser usada como objeto de placer, se enfrenta por un lado a un cúmulo de dificultades para interactuar con los demás, las cuales pueden estar relacionadas de manera directa o indirecta con aquel lamentable episodio; por el otro lado, tiene pocas herramientas para superar este dolor, puesto que piensa, siente y cree que puede ser víctima de nuevo, teniendo que vivir otra vez ese infierno.
Mi pregunta en este análisis, que espero sea respetuoso con quienes hayan sufrido estas tristezas, es la siguiente: ¿por qué, a pesar de que lo que pudo haber aprendido la persona abusada, es una caricatura desnaturalizada de la sexualidad y de su propia dignidad, que la puede llevar a vivir una sexualidad desgarrada, la persona insiste en querer amar y en encontrar una relación tranquila en que lo quieran y en la que pueda amar de verdad?
Mi respuesta tal vez sea demasiado sencilla, pero no ingenua: la persona insiste en amar, porque a pesar de la tragedia vivida, de los vínculos rotos en su corazón, su capacidad de amar es mas fuerte. Dicho de otra manera, aún en una situación tan triste como el abuso, el amor vence y es por eso que la persona no acepta ser simplemente el sujeto de placer de alguien.
Sí, es posible que algunas fibras afectivas se hayan despedazado, pero hay algo en el corazón que es mas fuerte y eso que es mas fuerte, es el motor para buscar una relación de verdadero amor. Eso quiere decir que el abuso no destruyó todas las cuerdas que sostienen la afectividad de esa persona. Eso quiere decir que venció el amor porque el amor es mas fuerte que el egoísmo del desgraciado abusador.
Por supuesto, esto es un claro ejemplo en donde se ve la profunda necesidad de un acompañamiento profesional, y sobre todo, de una consejería espiritual que verdaderamente acerque a Dios a la víctima para que su corazón sea restablecido.
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