>Mi amiga Denis me ha remitido un artículo de lo mas ; Ahora resulta, según el señor Brown, que los niños que no han nacido, son responsables del deterioro de los bosques y de la calidad del aire que respiramos. Me declaro incapaz de entender su argumento: si gastamos dinero en que no nazcan niños a través de anticoncepción química, en condones, en abortos, y en campañas similares, podremos ahorrar recursos para que la comida alcance para todos.
Plantea él, que en algún momento se acabaran las tierras para ser cultivadas y no habrá «cama pa´tanta gente», como dice la conocida canción.
De otra parte, un conocido columnista afirma que la no planificación familiar trae consecuencias insospechadas y que el principio de solución para los problemas de la sociedad, está en controlar el embarazo adolescente a través de las formulas conocidas de la salud sexual y reproductiva. De nuevo, los niños por nacer, son los responsables de que el dólar esté revaluado y que el invierno esté haciendo de las suyas. Si alguien me puede hacer la caridad de explicarme ester argumento también se lo voy a agradecer inmensamente.
Yo creo que la justificación que pretende dejar en pie estos argumentos es que los que estamos vivos, tenemos mas derecho que los que están por nacer y a mi juicio, es una forma de egoísmo en donde yo, un hombre de 40 años, me aprovecho de mis recursos para que los niños por nacer no me estorben porque qué pereza compartir lo mío con los demás, especialmente si esos demás se traducen en un niño que demanda mi atención y una buena parte de todo tipo de mis recursos.
Pienso que el egoísmo no es la solución al cambio climático, al embarazo en adolescentes (porque el joven también es responsable del hijo que engendra), y a la falta de alimentos que hay en tantas partes del mundo. Es una vergüenza que la gente muera de hambre. Pero oprimiendo, o mas bien matando (hay que llamar a las cosas por su nombre), no vamos a solucionar las cosas, por una razón: matar al otro, es declararlo mi estorbo y, si comienzo por los no nacidos en algún momento me comienzan a estorbar los ya nacidos (comenzando por los enfermos, los viejos, los de alguna raza, los calvos, los de tal o cual creencia) y ahí tenemos que recordar aquella frase: ojos y el mundo acabará ciego, de M. Ghandi.
El egoísmo nos lleva mas temprano que tarde al desprecio por el otro y en ese momento resulta que el otro también nos desprecia a nosotros. Tenemos el caldo de cultivo perfecto para cualquier cantidad de problemas sociales, como los mencionados por estas «luminarias» que reseño en estos dos artículos.
¿No será que la cosa es al revés? Entre mas inclusivos seamos con todos, mas alcanzarán los recursos.
Y por cierto… el súper genio ambientalista no cuenta qué se debe hacer con los miles de millones de dólares que se producen por la venta de los anticonceptivos. ¿Se irán a evitar la tala de bosques? No creo.
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