>Dentro de esa receta de libertad, (despenalización del aborto, liberalización completa para matar el bebé en el vientre de la mamá, uniones gay, permiso para adoptar niños por parte de esas parejas), Colombia se apresta a dar un paso importante en esa agenda. Y yo me atrevo a decir que ya está decidido que en unas pocas semanas a lo sumo, dos personas del mismo sexo podrán contar con el visto bueno de las leyes civiles, para unirse formalmente en una relación afectiva.

En el día de hoy, domingo 31 de octubre (de pronto en medio de la euforia que algunos sienten por este día, digo yo), un personaje público, la alcaldesa de Chapinero (la ciudad ha sido dividida por ley, en zonas en las cuales operan los llamados «alcaldes menores»), y bajo un rito celta, la servidora pública «unió» su vida (mientras el amor les dure -así lo dice el artículo que reseño) a su compañera sentimental.

Yo me hago tres preguntas:

• ¿Será una simple coincidencia que una de las personas mas representativas del colectivo LGBT haya procedido a esta maroma legal días antes a que la Honorabilísima Corte Constitucional dicte sentencia sobre este tipo de uniones?
• ¿Habrá felicidad plena para un hombre al unirse a otro hombre o para una mujer con otra mujer, si lo que encuentren en el otro(a) es lo que ya tienen ellos mismos?
• Si el amor es hasta «que les dure», ¿cómo hacer con las ganas de eternidad que todo corazón humano tiene?

¿Estaré hilando muy delgado o estaré hilando consecuencias?