>La sensación de libertad y autonomía, es de las pocas cosas mas fuertes que la «energía sexual» a la edad de la adolescencia. Tal vez el paso determinante que muestra que la infancia ha terminado, es por un lado la madurez física que comienza a darse, y por otro, la necesidad del joven de comenzar a buscar su propio camino, de labrar su propio destino.
Esos deseos de comerse el mundo, pueden ser muy útiles puesto que llegan a ser la gasolina para que un muchacho haga cosas interesantes en su vida o impacte positivamente la de los demás.
Sin embargo, todo este volcán puede causar estragos, si su energía no es canalizada de manera oportuna y es aquí en donde podemos encontrar el dilema de muchos de nuestros jóvenes: a esa fuerza ya descrita, debemos sumar una sociedad y un mercado que le alienta a tomar sus propias de decisiones emancipándose de sus padres.
Imaginemos lo que puede ser una locomotora a gran velocidad sin los rieles que la conduzcan a su próxima estación y ahí tendremos a muchos adolescentes que el mercado les dice: decide tú mismo, no tienes que esperar a que tu papá acepte lo que tu quieres… Las cantidades de dinero que se generan porque «yo tomo mis propias decisiones y me emborracho infantilmente (digo yo), o me forro en cauchos («anticonceptivos») aumentan de manera proporcional a la rebeldía juvenil.
Los muchachos, llevados por sus ansias de libertad (y es que no olvidemos que desde que aprendemos a caminar, queremos hacerlo a nuestra propia manera), aprenden rápidamente la lección enseñada y por principio, ponen en tela de juicio lo que sus padres les dicen.
Fíjemonos que las nuevas reglas de juego, a través de internet, le permiten a un muchacho, tener su propio territorio sin tener que pagar aduana en el permiso de sus padres: bajar música, chatear, tener un perfil en facebook, y muchas cosas similares, pueden ser hechas con solo saber utilizar un teclado y un mouse.
No digo que estas herramientas sean malas en sí mismas, mas bien pienso que pueden llegar a ser muy útiles pero sin la guía adecuada, el adolescente queda condenado a una comunicación bidireccional (su facebook y él mismo, o su televisión y él mismo) que puede llegar a ser unidireccional, convirtiéndose él en una esponja pasiva que todo lo absorbe.
Y dónde esta la carrilera para esa locomotora? dónde están los padres?
>mmm los padres quizas andan tambien en Facebook desatrasando lo que sienten que "no han vivido"… y no lo digo por chiste… ya lo he visto… a diario y bastante cerca de mi…